Consecuencias del cambio climático en España y expectativas de la Cumbre de Copenhague
El cambio climático causa cada vez más estragos, y aunque mucha gente desconoce sus efectos, éstos son considerables. Devastadoras inundaciones, severas sequías, tormentas de nieve y olas de calor y de frío forman parte de nuestro cotidiano puesto que no sólo afectan a lo que llamamos los países en desarrollo. Hoy, España encara los efectos de esa plaga.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha afirmado que las temperaturas registradas en 2009 fueron las más altas desde que existen mediciones. El año 2009 fue el tercero más caluroso que ha vivido Australia. Durante el mismo año, China ha sufrido la peor sequía de los últimos 30 años y ciudades canadienses como Vancouver o Victoria registraron las temperaturas más altas de su historia. Por otra parte, la capa de hielo marino del Árctico alcanzó su tercer mínimo histórico el pasado mes de septiembre. Sin embargo, estos países no son los únicos testigos de los efectos del cambio climático.
Según la Agencia Estatal de Meteorología, el año 2009 ha sido el tercero más cálido en España (después de 2005 y 2003) desde que tiene registros. De hecho, se registraron hasta 1,8 grados por encima de la media. Galicia parece ser la única excepción; la zona del centro del país registró las mayores anomalías, con 3 grados por encima de la media; en Murcia y Alcantarilla, se registraron hasta 45 grados a finales del mes de julio; Madrid registró el año más cálido desde 1970; y el año hidrológico (de septiembre a septiembre) acabó con un déficit del 15 % respecto a la media. Esta situación coincide con los modelos de predicción del cambio climático, pero según afirmó Meteorología en septiembre, “hablar de sequía es prematuro”.
Sin embargo, a lo largo de las semanas, la situación climática de España dejó pensar lo contrario, hasta tal punto que el 5 de diciembre, el Consejo de Ministros aprobó un real decreto ley de medidas “urgentes y específicas” para paliar el problema de sequía en las cuencas del Duero, Tajo, Guadiana, Guadalquivir, Júcar, Segura y Ebro. España se evapora poco a poco por la importante subida de temperaturas: el país carece del elemento líquido como consecuencia del calentamiento global, por lo que las autoridades deberían actuar de inmediato. Incluso existen técnicas de modificación de la atmósfera para generar precipitaciones que, obviamente, no tienen los mismos efectos que si el fenómeno fuera natural.
En España, los más afectados por la sequía son los agricultores, ya que sin agua, este sector se ve comprometido. Además de la crisis económica que sufren desde hace unos meses, se enfrentan ahora con las consecuencias del cambio climático. En 2009, el otoño, que ha llegado tarde, ha venido acompañado por viento pero no por lluvia, y según la Unión de Pequeños Agricultores y Ganadores de Málaga, el sector agrícola es el más dañado por las altas temperaturas y la sequía, lo que se manifiesta sobre todo en período de siembra. Además, subraya que en esa provincia, cuando no sufren los efectos de la sequía, son testigos de lluvias torrenciales que destrozan gran parte de las cosechas.
En Andalucía, las principales víctimas de esta situación son las aceitunas de mesa y los cítricos, que no pueden engordar sin agua, el arroz y la ganadería. Esta situación no sólo tiene lugar en Málaga, sino en varias ciudades andaluzas, y por lo tanto, el riesgo de no sobrevivir a la crisis es cada vez mayor. El clima ha cambiado tanto que se han producido importantes retrasos en la maduración, y en noviembre, época en la que normalmente se lleva a cabo la recolecta, la producción no está todavía madura; los agricultores no disponen de los pastos suficientes para alimentar el ganado de forma natural; y la mosca del Mediterráneo continúa su actividad como si fuera verano. Se estima que Andalucía ha perdido en dos años 5.000 explotaciones ganaderas y otras tantas agrícolas.
Los embalses españoles también sufren la falta de agua. Aunque Meteorología anunció un otoño húmedo, ha sido bastante seco y por lo tanto, el nivel de los pantanos ha bajado de forma considerable. Las lluvias, que suelen concentrarse entre los meses de octubre y febrero, han sido caprichosas y muchos embalses, como los de Canarias, Marbella o Córdoba, se encuentran en un estado más que crítico. Aunque el buen tiempo permite prolongar la temporada turística, es necesario encontrar una solución rápida para esas zonas. En Ceuta, visto el bajo nivel del embalse de la ciudad y para garantizar el suministro, las autoridades han decidido hacer uso de un buque aljibe que cruza el Estrecho cada día con agua de Guadarranque para abastecerse, algo que no ocurría desde el año hidrológico 1999-2000.
Sin embargo, estas medidas no son suficientes, y es realmente necesario sensibilizarse en cuanto al problema del agua. Es por esto que se han llevado a cabo campañas de sensibilización por toda España. Por ejemplo, se informa acerca de cómo usar el agua de forma responsable (regar el jardín o no, recuperar agua de lluvia, etc.) y se redactan manuales sobre cómo ahorrar agua (cerrar el grifo al enjabonarse las manos, afeitarse o lavarse los dientes) ya que se estima que la reserva de agua embalsada en la Península se sitúa en el 42,9%, cifra menor que la de los últimos 5 años. Existen problemas de abastecimiento de agua hasta en invierno, lo que parece bastante improbable.
También cabe mencionar el desastre ecológico que tuvo lugar en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel (Ciudad Real). Antiguamente, el Parque contaba con una laguna muy rica pero, con el paso del tiempo, y tras 4 años sin agua, el nuevo paisaje no es más que suelo polvoriento y enormes grietas. Durante miles de años, bajo el agua, se ha ido formando materia orgánica que, en determinadas condiciones, se ha transformado en turba. Cuando la turba pierde agua, agrieta el terreno, el aire puede entonces circular y la turba se oxida y, por lo tanto, se calienta. Si las temperaturas aumentan demasiado, ésta puede entrar hasta en autocombustión.
Este fenómeno, que según algunos expertos es irreversible, se produce desde hace ya unos años. Los incendios se suceden y lo peor ocurre hoy en día, ya que con la combustión, el suelo ha perdido sus propiedades y se ha creado un paisaje lunar. Parece que la única solución para frenar el avance de los incendios reside en la inundación artificial de las Tablas para extinguir el fuego subterráneo. A mediados de octubre, el Ministerio de Medio Ambiente aceleró las obras de trasvase del Tajo al Parque, que empezarán en enero de 2010.
Por otra parte, el mes de diciembre fue testigo del fenómeno inverso, pero no menos importante, también resultante del cambio climático. De hecho, a finales de mes, muchas fueron las ciudades españoles que sufrieron fuertes precipitaciones e importantes nevadas, junto con una impresionante bajada de las temperaturas, por lo que se cerraron varias carreteras. Esta ola de frío siberiano, que afectó a la mayor parte de la Península, propició unas condiciones climáticas extremas y por lo tanto, muchos problemas, especialmente de tráfico. Sin embargo, por el contrario, algunas estaciones de esquí no pudieron abrir sus pistas debido a la escasez de nieve, lo que acentúo los problemas económicos de algunas de ellas.
España, que representa el 1 % del total de las emisiones mundiales, se encuentra en primera línea frente al calentamiento global, y es el país europeo con una mayor reducción del número de precipitaciones si no se limitan las emisiones. Pasan los años y la situación va de mal en peor, pero España, que forma parte de la troika de la UE como presidente entrante, ha mostrado su confianza en la cumbre de Copenhague que, sucedería al Protocolo de Kioto.
Copenhague dependía de todos, de cada habitante de la Tierra. José Luis Rodríguez Zapatero intentó también sensibilizar a la gente durante su intervención en la Asamblea General de Naciones Unidas a finales de septiembre cuando afirmó que “el cambio climático es mucho más devastador que la crisis”, por lo que España se esfuerza por reducir sus emisiones, promover las actividades relativas al cambio climático o a las energías renovables, etc. Por otra parte, la UE financia actividades del mismo tipo para intentar reducir las emisiones de CO2, pero no es suficiente ya que sin una voluntad global, el cambio es imposible.
A finales de octubre, Alemania afirmó que la cumbre de Copenhague iba a ser un fracaso. No se equivocó, ya que unas semanas más tarde, el mundo entero descubrió con estupor el abrumador veredicto: los jefes de estado no se pusieron de acuerdo, por lo que la Cumbre fue un fracaso más para el medio ambiente. Ahora surgen nuevas preguntas y una verdadera falta de credibilidad por parte de los hombres más poderosos del mundo, ya que si no se puede llegar a ningún acuerdo en un tema tan serio como el cambio climático, ¿cómo pueden arreglar problemas nacionales sencillos?
¿Por qué no se hace lo que se sabe que se debe hacer? ¿A qué esperamos para movernos? ¿Qué hacen los dirigentes de los países? Tras la cumbre de Copenhague, estas preguntas están en boca de todos, y mientras los jefes de estado intentan encontrar soluciones que parecen evidentes, el mundo seguirá hundiéndose en los abismos del cambio climático.
El cambio climático causa cada vez más estragos, y aunque mucha gente desconoce sus efectos, éstos son considerables. Devastadoras inundaciones, severas sequías, tormentas de nieve y olas de calor y de frío forman parte de nuestro cotidiano puesto que no sólo afectan a lo que llamamos los países en desarrollo. Hoy, España encara los efectos de esa plaga.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha afirmado que las temperaturas registradas en 2009 fueron las más altas desde que existen mediciones. El año 2009 fue el tercero más caluroso que ha vivido Australia. Durante el mismo año, China ha sufrido la peor sequía de los últimos 30 años y ciudades canadienses como Vancouver o Victoria registraron las temperaturas más altas de su historia. Por otra parte, la capa de hielo marino del Árctico alcanzó su tercer mínimo histórico el pasado mes de septiembre. Sin embargo, estos países no son los únicos testigos de los efectos del cambio climático.
Según la Agencia Estatal de Meteorología, el año 2009 ha sido el tercero más cálido en España (después de 2005 y 2003) desde que tiene registros. De hecho, se registraron hasta 1,8 grados por encima de la media. Galicia parece ser la única excepción; la zona del centro del país registró las mayores anomalías, con 3 grados por encima de la media; en Murcia y Alcantarilla, se registraron hasta 45 grados a finales del mes de julio; Madrid registró el año más cálido desde 1970; y el año hidrológico (de septiembre a septiembre) acabó con un déficit del 15 % respecto a la media. Esta situación coincide con los modelos de predicción del cambio climático, pero según afirmó Meteorología en septiembre, “hablar de sequía es prematuro”.
Sin embargo, a lo largo de las semanas, la situación climática de España dejó pensar lo contrario, hasta tal punto que el 5 de diciembre, el Consejo de Ministros aprobó un real decreto ley de medidas “urgentes y específicas” para paliar el problema de sequía en las cuencas del Duero, Tajo, Guadiana, Guadalquivir, Júcar, Segura y Ebro. España se evapora poco a poco por la importante subida de temperaturas: el país carece del elemento líquido como consecuencia del calentamiento global, por lo que las autoridades deberían actuar de inmediato. Incluso existen técnicas de modificación de la atmósfera para generar precipitaciones que, obviamente, no tienen los mismos efectos que si el fenómeno fuera natural.
En España, los más afectados por la sequía son los agricultores, ya que sin agua, este sector se ve comprometido. Además de la crisis económica que sufren desde hace unos meses, se enfrentan ahora con las consecuencias del cambio climático. En 2009, el otoño, que ha llegado tarde, ha venido acompañado por viento pero no por lluvia, y según la Unión de Pequeños Agricultores y Ganadores de Málaga, el sector agrícola es el más dañado por las altas temperaturas y la sequía, lo que se manifiesta sobre todo en período de siembra. Además, subraya que en esa provincia, cuando no sufren los efectos de la sequía, son testigos de lluvias torrenciales que destrozan gran parte de las cosechas.
En Andalucía, las principales víctimas de esta situación son las aceitunas de mesa y los cítricos, que no pueden engordar sin agua, el arroz y la ganadería. Esta situación no sólo tiene lugar en Málaga, sino en varias ciudades andaluzas, y por lo tanto, el riesgo de no sobrevivir a la crisis es cada vez mayor. El clima ha cambiado tanto que se han producido importantes retrasos en la maduración, y en noviembre, época en la que normalmente se lleva a cabo la recolecta, la producción no está todavía madura; los agricultores no disponen de los pastos suficientes para alimentar el ganado de forma natural; y la mosca del Mediterráneo continúa su actividad como si fuera verano. Se estima que Andalucía ha perdido en dos años 5.000 explotaciones ganaderas y otras tantas agrícolas.
Los embalses españoles también sufren la falta de agua. Aunque Meteorología anunció un otoño húmedo, ha sido bastante seco y por lo tanto, el nivel de los pantanos ha bajado de forma considerable. Las lluvias, que suelen concentrarse entre los meses de octubre y febrero, han sido caprichosas y muchos embalses, como los de Canarias, Marbella o Córdoba, se encuentran en un estado más que crítico. Aunque el buen tiempo permite prolongar la temporada turística, es necesario encontrar una solución rápida para esas zonas. En Ceuta, visto el bajo nivel del embalse de la ciudad y para garantizar el suministro, las autoridades han decidido hacer uso de un buque aljibe que cruza el Estrecho cada día con agua de Guadarranque para abastecerse, algo que no ocurría desde el año hidrológico 1999-2000.
Sin embargo, estas medidas no son suficientes, y es realmente necesario sensibilizarse en cuanto al problema del agua. Es por esto que se han llevado a cabo campañas de sensibilización por toda España. Por ejemplo, se informa acerca de cómo usar el agua de forma responsable (regar el jardín o no, recuperar agua de lluvia, etc.) y se redactan manuales sobre cómo ahorrar agua (cerrar el grifo al enjabonarse las manos, afeitarse o lavarse los dientes) ya que se estima que la reserva de agua embalsada en la Península se sitúa en el 42,9%, cifra menor que la de los últimos 5 años. Existen problemas de abastecimiento de agua hasta en invierno, lo que parece bastante improbable.
También cabe mencionar el desastre ecológico que tuvo lugar en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel (Ciudad Real). Antiguamente, el Parque contaba con una laguna muy rica pero, con el paso del tiempo, y tras 4 años sin agua, el nuevo paisaje no es más que suelo polvoriento y enormes grietas. Durante miles de años, bajo el agua, se ha ido formando materia orgánica que, en determinadas condiciones, se ha transformado en turba. Cuando la turba pierde agua, agrieta el terreno, el aire puede entonces circular y la turba se oxida y, por lo tanto, se calienta. Si las temperaturas aumentan demasiado, ésta puede entrar hasta en autocombustión.
Este fenómeno, que según algunos expertos es irreversible, se produce desde hace ya unos años. Los incendios se suceden y lo peor ocurre hoy en día, ya que con la combustión, el suelo ha perdido sus propiedades y se ha creado un paisaje lunar. Parece que la única solución para frenar el avance de los incendios reside en la inundación artificial de las Tablas para extinguir el fuego subterráneo. A mediados de octubre, el Ministerio de Medio Ambiente aceleró las obras de trasvase del Tajo al Parque, que empezarán en enero de 2010.
Por otra parte, el mes de diciembre fue testigo del fenómeno inverso, pero no menos importante, también resultante del cambio climático. De hecho, a finales de mes, muchas fueron las ciudades españoles que sufrieron fuertes precipitaciones e importantes nevadas, junto con una impresionante bajada de las temperaturas, por lo que se cerraron varias carreteras. Esta ola de frío siberiano, que afectó a la mayor parte de la Península, propició unas condiciones climáticas extremas y por lo tanto, muchos problemas, especialmente de tráfico. Sin embargo, por el contrario, algunas estaciones de esquí no pudieron abrir sus pistas debido a la escasez de nieve, lo que acentúo los problemas económicos de algunas de ellas.
España, que representa el 1 % del total de las emisiones mundiales, se encuentra en primera línea frente al calentamiento global, y es el país europeo con una mayor reducción del número de precipitaciones si no se limitan las emisiones. Pasan los años y la situación va de mal en peor, pero España, que forma parte de la troika de la UE como presidente entrante, ha mostrado su confianza en la cumbre de Copenhague que, sucedería al Protocolo de Kioto.
Copenhague dependía de todos, de cada habitante de la Tierra. José Luis Rodríguez Zapatero intentó también sensibilizar a la gente durante su intervención en la Asamblea General de Naciones Unidas a finales de septiembre cuando afirmó que “el cambio climático es mucho más devastador que la crisis”, por lo que España se esfuerza por reducir sus emisiones, promover las actividades relativas al cambio climático o a las energías renovables, etc. Por otra parte, la UE financia actividades del mismo tipo para intentar reducir las emisiones de CO2, pero no es suficiente ya que sin una voluntad global, el cambio es imposible.
A finales de octubre, Alemania afirmó que la cumbre de Copenhague iba a ser un fracaso. No se equivocó, ya que unas semanas más tarde, el mundo entero descubrió con estupor el abrumador veredicto: los jefes de estado no se pusieron de acuerdo, por lo que la Cumbre fue un fracaso más para el medio ambiente. Ahora surgen nuevas preguntas y una verdadera falta de credibilidad por parte de los hombres más poderosos del mundo, ya que si no se puede llegar a ningún acuerdo en un tema tan serio como el cambio climático, ¿cómo pueden arreglar problemas nacionales sencillos?
¿Por qué no se hace lo que se sabe que se debe hacer? ¿A qué esperamos para movernos? ¿Qué hacen los dirigentes de los países? Tras la cumbre de Copenhague, estas preguntas están en boca de todos, y mientras los jefes de estado intentan encontrar soluciones que parecen evidentes, el mundo seguirá hundiéndose en los abismos del cambio climático.
Antena 3 Televisión (para ver el vídeo completo, pulse aquí)
El presente artículo se basa en los artículos publicados en la prensa española entre los meses de septiembre y de diciembre de 2009.